El origen de la investigación, cuyo resultado final es este libro, fue el encuentro, en el año 2012, con un conjunto de materiales sin clasificar, y desconocidos hasta ese momento, de Felisberto Hernández (1902-1964). La Sección de Archivo y Documentación del Instituto de Letras (SADIL) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, de la Universidad de la República de Uruguay, dirigida por el Dr. Pablo Rocca, había recibido para su custodia unas carpetas conteniendo papeles del autor. A partir de una primera organización realizada por un equipo de investigadores designado para esa función, (1) se comprobó que se trataba de manuscritos, mecanografiados y escritos en taquigrafía, incluyendo material edito e inéditos, con predominio de autógrafos manuscritos anteriores a la publicación de Por los tiempos de Clemente Colling (1942) y originales mecanografiados de los cuentos que componen Nadie encendía las lámparas (1947), además de otros escritos y documentos. De esta manera se constituyó la Miscelánea Felisberto Hernández, fuente primaria y fundamental para la presente investigación.
El acontecimiento abrió un abanico de posibilidades en el campo genético y, como consecuencia, una nueva perspectiva de lectura de la obra, en particular por la presencia de manuscritos de la primera época en los que constan las diversas entradas en la escritura, proyectos inconclusos, además de líneas de desarrollo rastreables sobre un eje diacrónico a lo largo de una obra que se desarrolló a partir del año 1925 y casi hasta su muerte, ocurrida en enero de 1964. Al tomar contacto con este archivo en su estado virgen se pudo participar en la primera catalogación de los documentos, de cuya decantada lectura se extrajo gran parte del material utilizado en esta investigación. Se pudo leer desde una nueva perspectiva tanto el plan editorial como el programa de escritura que subyacía en él. Además de tomar contacto in situ con el particular proceso de selección, conservación y descarte –método de trabajo característico de este escritor– se constató la existencia de textos embrionarios y pre-textos de escritos posteriores, así como la presencia de novedades, que debieran ser de impacto en el trabajo crítico sobre el autor, como tres conjuntos titulados: “Tratado de Embudología”, “El Teatrito” y “Eutilodia”, además de otros importantes núcleos de reescritura.
Al menos en nuestro caso, tal impacto existió y condujo a la elaboración de las hipótesis que guiaron este estudio, en torno a textos que revelan la búsqueda y el hallazgo de una estética particular. La mayor parte de la producción analizada corresponde a la etapa anterior a 1940, fecha aproximada en que la narrativa de este autor tiene un vuelco hacia la escritura de la memoria y la profundización en el modo de recordar. No obstante, una línea de análisis acerca de los procedimientos de simbolización profundiza en esta producción memorialista así como en la que el escritor desarrolló a partir del icónico conjunto Nadie encendía las lámparas (1947) y en el relato “La casa inundada” (1960), verdadera parábola del proceso creativo de este autor.
El siguiente sumario muestra el itinerario seguido a través de seis capítulos y un anexo con la transcripción de materiales inéditos, que además de constituir marco de referencia fundamental en todo el proceso de investigación, enriquece y modifica la lectura de una de las narrativas más originales del siglo XX.
En el capítulo I, Introducción, Felisberto Hernández: itinerario de su obra. Aportes de material inédito para una nueva lectura, se presenta información previa necesaria para delimitar el objeto de estudio, considerando en primer lugar el comportamiento de la crítica en forma diacrónica y paralela a la publicación de los libros, así como los abordajes teóricos pertinentes. Se realiza una consideración general de la obra, sus distintas etapas y características, además del contexto histórico con especial atención al campo literario y editorial.
En el capítulo II, Exploración del archivo de la SADIL: nuevas incorporaciones, se describe la miscelánea del autor, el proceso de clasificación e interpretación de sus documentos que permitió seleccionar materiales afines al tema del proceso de escritura. La colección incluye noventa y nueve carpetas, dato del comienzo de esta investigación, que contienen folios manuscritos, escritos en taquigrafía y en mecanografía, cartas, reseñas, tarjetas, recortes de periódicos, una revista, además de algunos cuadernos y libretas. Se exponen los resultados de acuerdo con un criterio de clasificación que refleja en sí una interpretación de la totalidad y de cada pieza en particular. Se distinguieron éditos de inéditos y luego de analizarlos se desglosaron en subgrupos según se tratase de obra publicada por el autor o por los críticos o investigadores. Se avanzó hacia una catalogación en torno a temáticas, ejes, filiaciones, para construir el objeto de estudio. Se organizaron borradores, fragmentos y pre-originales de éditos y con los inéditos se hizo un trabajo más complejo, encontrando sus núcleos de pertenencia, componiendo grupos enteros a partir de fragmentos con afinidades genéticas. Asignamos una letra mayúscula a cada “grupo” y un número correlativo para señalar lo que serían capítulos o partes menores. El estudio minucioso de cada pieza del archivo permitió aquilatar la relevancia del acervo de la SADIL para la investigación sobre Felisberto Hernández.
En cuanto al periodo, estamos ante documentos que testimonian un desarrollo de escritura desde fines de la década del veinte hasta la del cuarenta, de mayor concentración entre los llamados Libros sin tapas y la narrativa de la memoria, es decir, prioritariamente en la década del treinta cuando Felisberto se abstuvo de publicar libros, aunque esporádicamente publicó textos en periódicos.
El capítulo III, Primer movimiento: ser, mundo y escritura en Fulano de tal, Libro sin tapas y textos afines, se centra en el análisis de los dos primeros libros publicados por Hernández: Fulano de tal (1925) y Libro sin tapas (1929), por considerar que este es el movimiento inicial en su programa creativo. Con respecto al primero se analizan aspectos léxicos, procedimientos metafóricos y simbólicos, así como la particularidad compositiva del libro y de cada uno de los textos que lo integran. En torno a palabras como “trampa”, “entretenimiento”, “movimiento”, usadas en estos primeros escritos, así como el sentido que adquieren en sus combinaciones, se observa la invención de un lenguaje para metaforizar el acto creativo y la manera en que estos conceptos embrionarios producen otros desarrollos.
A continuación del análisis de Fulano de tal comentamos dos versiones de “Tal vez un movimiento”, no incluidas en libro pero recuperadas por José Pedro Díaz para las Obras completas, que se relacionan con la temática y el estilo de este primer libro en el que ya está presente la técnica compositiva fragmentaria. Llama la atención la estructura, el lenguaje entre ingenuo, vulgar y burlón como si trabajara a sabiendas con una materia baja; tal como lo sería la piedra tosca para la Alquimia, es el valor del fragmento que, tocado por el proceso de depuración con el agregado de nuevos elementos, progresa por la energía desplegada a través del lenguaje. Lo primero es el fragmento, un pedazo, un desprendimiento. El escritor es el fabricante de una cantera con trozos de distintos tamaños y formas para realizar su edificio escritural. Esos fragmentos valen en sí mismos, pero también en la función que cumplen en una totalidad imaginada.
El camino de autoconocimiento lleva a la identificación del ser con la obra, es en ella que este alcanza su verdadera dimensión. En la tradición esotérica, la obra constituye la búsqueda de la verdad y, con ella, del ser verdadero; en el autor el movimiento implica un proceso continuo de búsqueda infinita, la ausencia de respuestas definitivas es el verdadero motor y la mayor felicidad para la escritura.
Sin embargo, la idea de transformación hacia el hombre “verdadero”, aparece mejor expuesta en su segunda publicación: Libro sin tapas. A través del análisis de algunos textos podremos advertir cómo se profundiza en la reflexión sobre el arte, el artista, el sistema en el que está incluido, la resistencia del instituido contra un instituyente que quiere acercarse a un centro, pero a la vez sigue siendo margen. Se analizan los textos “Prólogo”, “Acunamiento” y “La piedra filosofal” en relación a la filosofía y al ocultismo por considerar que hay en Felisberto, además de una especulación de orden ontológico, parodia o al menos juega con términos, creencias y conceptos en los que se asoma la idea de la Gran Obra que responda a las grandes preguntas acerca de la existencia.
El capítulo IV, Novela de la escritura. Primera parte: “El Tratado de embudología”, está dedicado enteramente a analizar este conjunto de textos totalmente inéditos y desconocidos, hasta 2015, cuando de ellos se incluye una selección en una de las ediciones de la obra completa producidas en ese año.(2) “Tratado de Embudología” es el título genérico que dimos al conjunto de materiales inéditos que se describe en el capítulo II de este libro y que contiene fragmentos de diferente extensión, algunos de ellos nombrados por el autor como “capítulos” de un proyecto de ensayo o novela sobre la escritura. En sí se trata de un ensayo, una reflexión, un diálogo con el lector al que se supone asombrado ante lo que lee. Se analiza la naturaleza metaescritural y el vínculo con “Filosofía del gángster” incluido en “Otras publicaciones tempranas” (1981). (3)
En forma irónica se desarrolla una especie de teoría de la escritura focalizada en el lado de la producción, en los componentes psicológicos, conscientes e inconscientes que intervienen en el proceso.
En el capítulo V, Novela de la escritura. Segunda parte: Observación de sí, anécdota y metadiégesis, se aborda el desdoblamiento del yo, la observación de sí mismo como acto generador de la palabra escrita. Para observarse en el proceso creativo, el sujeto emisor construye diversas entidades que provienen de los diferentes aspectos del yo. El texto es un espacio de contienda en el que se confrontan deseos y coacciones socioculturales integradas al individuo. En esa pendencia, la escritura es reflejo y productividad a la vez sin deslinde posible entre las diversidades yoicas intervinientes. El autor distingue sus productos transitorios, de “desarrollo ligero” (más adecuados para el fluir de la escritura), y aquellos en los que la reflexión constante sobre el proceso de pensamiento produce estancamiento, una circularidad que impide el avance. Necesita equilibrar ambos aspectos.
En relación con el primer caso analizamos esbozos, notas o apuntes, diarios, cartas a destinatarias reales o ficticias –siempre se trata de mujeres– que sirven como punto de apoyo para traer imágenes del pasado y recuperarlas mediante la escritura, o como posibilidad futura: “Una mañana yo me despertaría”, “Recién he traído un sillón”, “Casi siempre” (Corpus C). En el segundo caso, la interrupción reflexiva, analizamos “Juan Méndez o almacén de ideas o diario de pocos días” (Corpus B) donde la escritura del diarista se ve invadida por el nivel metaescritural.
Por último, en este capítulo se procura analizar lo que a nuestro entender es un proyecto disperso, la propia novela sobre la escritura que el autor empezó a publicar en periódicos y luego abandonó. Aquí se vincularán: “Filosofía del gángster” (Corpus B), “El Teatrito” (inédito hasta 2015) (Corpus C) y “Las dos historias” (Corpus A).
Una intencionada novela sobre la escritura, por utilizar un término muy caro a Felisberto, fue escrita a retazos desde el principio, y en retazos quedó porque esa es la forma que le conviene. Se trata de fragmentos que ralentizan el discurso y lo interrumpen con la intercalación de anécdotas, observaciones de la vida cotidiana o de situaciones físicas y anímicas del emisor en beneficio de una productividad regida por el azar. Por este camino puede llegarse a “algo” con “porvenir artístico”, como dice en “Explicación falsa de mis cuentos”. El fabricador de “cosas aprovechables” en “diarios de pocos días”, el bricoleur reserva materiales toscos, restos a participar en algo mayor, aunque siempre provisorio.
En el capítulo VI, Sujetos femeninos contra el canon estético. Misterio, erotismo y narración, se analiza el proceso cumplido hacia el predominio del estatuto ficcional a través del tratamiento de la figura femenina. Además de ser soporte del erotismo en general, la representación de la mujer adhiere a la estética que persigue y consolida el escritor. El motivo formado por un yo narrador que se siente especialmente atraído por una fémina aparece en varios relatos, sea en forma episódica, sea como elemento presente en toda la diégesis. De diversas maneras constituye un enigma indescifrable y un núcleo de escritura que abre un espacio a la producción de sentidos. A medida que consolida su narrativa, las “damas” de Hernández poseen hipertrofias que despiertan la curiosidad, incitan a pensar, comparar, imaginar, fabular, en definitiva, a crear lenguaje. Son protagonistas de situaciones absurdas, raras, inverosímiles o grotescas, encarnan el misterio y simbolizan el modelo narrativo que corresponde a un determinado pensamiento estético. El proceso hacia la simbolización del tema de la escritura mediante la figura femenina se estudia en este capítulo en tres fases.
1. En primer lugar se realiza un recorrido sinóptico por textos de la primera etapa (1925-1931) donde mujer y escritura comienzan a entrelazarse. Ocurre en ficciones epistolares y de diario personal del tipo “Manos equivocadas” (corpus B) y en “La casa de Irene” (corpus A); en un relato autoficcional como “La cara de Ana” y en cuentos narrados en tercera persona como “La envenenada” y en “Las dos historias” (Corpus A).
2. Luego, se dedica mayor espacio al análisis de un texto que se aparta de los carriles habituales del escritor y que podría insertarse en la ciencia ficción. La presencia de manuscritos y de copias de “Buenos días [Viaje a Farmi]” (Hernández: 1981) permite aquilatar el empeño dedicado a este texto que constituyó una vía de exploración en la fantasía, apartándose de la experiencia cotidiana. Se trata del relato de un viaje imaginario en aeroplano a un país inventado: Farmi. La historia aparece en dos versiones: “Buenos días [Viaje a Farmi]” (Corpus B), inédito por el autor y recuperado por José Pedro Díaz (Hernández: 1981) y “Eutilodia” (Corpus C), antetexto del primero, inédito recuperado en Narrativa completa (Hernández: 2015).
3. La etapa más celebrada y triunfante de la peculiar estética de Hernández se abre con los cuentos de Nadie encendía las lámparas (1947), precisamente donde lo simbólico constituye la esencia de sus relatos. Las figuras femeninas condensan en forma abigarrada, barroca o manierista las claves estéticas del escritor. Tanto el personaje Lucrecia, del cuento homónimo, como el de Margarita, de “La casa inundada” (1960), constituyen ejemplos del palimpsesto, puesto que la ampliación del campo narrativo no deja de lado la utilización de fragmentos anteriores y de motivos recurrentes como el ambiente gótico, la fragmentación del cuerpo, la mirada privilegiada (“lujuria de ver”), entre otros recursos intertextuales. Las intersecciones y transversalidades entre los relatos en los que aparecen mujeres rodeadas de silencio y misterio son evidentes y se analizan en este capítulo. En conclusión, en estas ficciones de Hernández la figura femenina es una representación simbólica de lo perseguido por el autor desde el principio: una escritura. Tanto es así que llega a escribir cuentos con el manierismo propio de quien domina hasta el hueso su propio estilo; un estilo que se lleva a sí mismo tal como las mujeres hernandianas llevan sus irregularidades y rarezas como lo más natural del mundo, forma de dejarse ser que imanta por razones que no pueden esclarecerse del todo.
En el final se exponen las conclusiones a las que se arribó luego del estudio pormenorizado de textos, conjuntos significativos y relatos acabados, de diferentes etapas y estados de elaboración, confirmando los presupuestos que guiaron la investigación y explicitando las novedades que fueron surgiendo en su transcurso, como la existencia de un importante núcleo escritural vinculado al pliegue sobre la escritura propia como mecanismo creativo.
En el Anexo se presenta la transcripción de la mayor parte de los materiales que constituyen la Miscelánea Felisberto Hernández, Archivo de SADIL (Sección de Archivo y Documentación del Instituto de Letras, FHCE, Udelar), ordenados y compuestos de manera que –sin considerarse única perspectiva de organización– sea posible una lectura coherente del conjunto.
Notas
1) Compartimos esa tarea con el Dr. Daniel Vidal, la Prof. María José Bon y la estudiante Valentina Lorenzelli, bajo la orientación del Dr. Pablo Rocca, director de SADIL en ese momento.
2) Felisberto Hernández, Narrativa completa, Estudio crítico de Jorge Monteleone. Introducción y notas a los inéditos por María del Carmen González. Buenos Aires: El cuenco de plata, 2015.
3) La forma “gángster” del texto, que en los originales oscila entre “ganster” (en el manuscrito) y “GANGSTER” (en las copias mecanografiadas), figura en la primera edición del relato (1939) y en las posteriores inclusiones en obras completas (desde 1967). Dicha grafía apareció en la vigésima primera edición del Diccionario de la lengua española (1992) y es la que utilizamos en este libro. A partir de la vigésima segunda edición (2001) figura la grafía totalmente adaptada “gánster”.