MAYO 2020
La Coquette tiene el agrado de presentar el primer escritor visitante.
Mi querido amigo Jorge Musto es autor de una obra considerable, le gusta el primer cine de Theo Angelopoulos, la segunda escuela de Viena y el billar a tres bandas. El maestro Musto tenía carta blanca, se decidió por una “comedia de un rato de lectura teatral”. Gracias a ese ingenio escénico puesto en movimiento, también el Cabaret será otro espacio de libertad.
JULIO 2020
Alguna vez en Brignogan – Plages Jorge Musto me aseguró que se había cruzado con William Faulkner; recién años después le pregunté si estaba seguro, él me respondió enviándome una copia de “Otros Sur, otras derrotas.
OCTUBRE 2020
“Muerte de un discreto” (evocación tardía) o después de la lectura y muerte de Julien Gracq. Es la vuelta al Cabaret de un viejo amigo, recordando que la eficacia de la obra siempre depende del instinto del escritor lector; yo escuché alguna noche la inolvidable versión oral del texto, en la casa de Monika y Jorge rue de la Croix Niver.
FEBRERO 2021
(pre – texto) carta a una muchacha de Hamburgo / Mensaje: ¡mantengamos el vínculo! / capítulo uno – la mujer báltica.
Febrero es menos cruel que abril quizá por ser el mes más breve, sensible para la nostalgia y revisitar tres fragmentos de la novela “El rapto del tenor” del amigo Jorge Musto. Antídoto debido contra la amnesia pendiente de la ciudad letrada, el libro es una rareza y muy bonito en su formato cuadrado italiano. Lo editó ARCA en Montevideo en el año 1995, la carátula sin márgenes impone un Pavarotti sorprendido en pleno despliegue vocal y firmado por Pancho Graells; en el interior, sonríe un hombrecito dibujado por Pieri asomando las bondades del libro de bolsillo. Tenía acápite de Federico Fellini: El mundo es sólo probable, no real. La contratapa la redactó Hugo García Robles: “Escrito con un absoluto rigor absoluto literario, “El rapto del tenor” parte de una anécdota cuya aventura central es la que define, precisamente su título. Pero la peripecia son apenas un pretexto para desarrollar una propuesta que comienza en la insólita botella que viaja con un mensaje desde la Guaia a Adén y de allí a Hamburgo.”
Leyendo estas páginas evadidas del original, se diría que la literatura uruguaya post juvenil está en manos de un narrador senior. Habría que reconocerle a Musto -en todo caso- intuiciones proféticas: imaginó con meses de anticipación lo ocurrido el 4 de marzo de 1996, durante el recital memorable Luciano Pavarotti de Módena en el Estadio Centenario de Montevideo.