Querido Lynch:
es solo para anunciarte que salió la segunda edición de Hispania Help. Demoró mucho, ni lo digas. Su protagonista, la que se hacía llamar Isabel (debés recordarla pues lo que te hizo no estuvo nada bien, y ustedes, los artistas, son sumamente rencorosos) sostiene que haberte incluido jugó en contra. Pero a los personajes no hay que creerles demasiado. ¿Le creerías a Sailor, a Leland Palmer, a Booth, a Rita o a Alice Wakefield? Ya con el apellido Wakefield no se le puede creer a nadie, después de lo que Hawthorne hizo con él. Pero volviendo a vos, verás, casi no he tomado ninguno de los consejos que le diste a Isabel. Iba a hacerlo, lo juro, pero viendo que ahora te dedicás a dar el pronóstico del tiempo, pensé: ¿y todo para eso?
Sin embargo. Sin embargo. Que seas el Gran Lynch sigue pesando en mi corazón latinoamericano y pobre que idolatra cualquier sueño perdido, y más los del Norte. Y me dije: “si este tipo da el pronóstico del tiempo, es que en esa labor se debe cifrar algo muy importante”. Así que desde hace unos días me levanto antes de que salga el sol y procuro registrar y aventurar qué ocurre y qué ocurrirá, y por las dudas me quedo despierta hasta que la última estrella se registra en el cielo. No doy pie con bola, si pronostico lluvia sale el sol y si digo que hará buen día cae granizo. Y creo que todo, toda esta cadena de errores tiene que ver con que no filmaste como deberías HH. Esas cosas pesan en la emocionalidad por más curtida que esté. No te lo reprocho, pero…
A veces me imagino que Laura (Dern), una amazona de armas tomar, retoma el guion de Hispania y se lo da a Herzog, por ejemplo. No, Herzog está de atar. A Eastwood. Tampoco, se reblandeció. Es un problema, siempre vuelvo a vos, como vuelven las amantes despechadas a los ingratos brazos de sus psicópatas. Esta nueva edición tiene otra tapa, medio onda Twin Peaks, ya verás. ¿Ves? A Dale Cooper sí que le creo todo. Creo que para mi próxima novela voy a incluirlo como personaje. Capaz que esa me la filmás bien. No te adelanto de qué va porque quiero que sea sorpresa, como el maldito clima.
Afectuosamente tuya,
M.