Abril

IV a) Louis Vax

IV b) Roger Caillois

IV c) Tzvetan Todorov  

Reacomodando materiales con algunos años de distancia, diría que estos tres sub capítulos atienden aspectos teóricos sobre la literatura fantástica; lo que tiene algo de afinidad de pensamiento y arbitrario fundado al momento de decidir. Debería actualizar las lecturas al respecto, pero con el género preferido del señor Poe, sucede lo mismo que a los doctorandos el iniciar un proyecto de tesis sobre Borges o García Márquez. La bibliografía detallada tiende al infinito; quienes no se desalientan y abandonan viendo pasar pantallas por docenas, si bien comienzan la consulta metódica diaria, al final deben mediar por empatía, facilidad de acceso a la versión papel o acuciados por los tiempos de entrega. Más que indicar lo que debería hacer un estudiante de literatura en 2021, pongo sobre la mesa las cartas marcadas de lo que hice. Me gustaría que el tríptico sea aceptado como lo que es, visión sintética concentrada de lecturas con hipótesis del fantástico y la finalidad de completar un manual sin excesivas pretensiones. Durante mi recorrido docente francés, todos los años -salvo uno, donde fue cuestión de novela policial mexicana y había hispanistas especialistas en la materia- debí preparar temas variados para concursos de ingreso a la docencia en la cuestión latinoamericana. Es lo que se considera un ejercicio impuesto; las obras y autores elegidos por el jurado resultan a veces de evidencias, otras de interés geo políticos culturales. Parecía triste y lógica la ausencia de autores uruguayos entre los elegidos: interrogado sobre la influencia del Vaticano en el frente caliente, Stalin preguntó cuántas divisiones. Por fortuna para la episteme personal, a través de autores vecinos como Borges y Cortázar, tuve la oportunidad de aplicar lecciones archivadas sobre Felisberto y que me acuciaban durante el pase a la ficción.

En otros momentos dentro del sitio web expliqué las circunstancias del encuentro con Felisberto, ahora lo recupero considerando la labor docente. Primero era la lectura de la obra repetidas veces, acomodando la doxa critica a mano en Montevideo a mis impresiones liminares; buscar hasta hallar lo que -a mi criterio- estaba pendiente de destaque y evidencias. De ahí surgía una primera lista temática rastreando su acomodo final, la intuición o el gusto debería articularse con protocolos orientados a trasmitir. Frotar el corpus con la teoría, sonsacar nuevos análisis pertinentes verificando si la obra resiste ese cotejo resistente. Esa prueba de taller fue practicada y por ello está en este manual, la confrontación ocurrió con el tríptico Vax, Caillois y Todorov. Claro que hay otras conjeturas de lista; es oportuno recordar que desde la primera edición orgánica en Arca, allá por los años setenta del siglo pasado, en Uruguay y bajo la dirección de José Pedro Diaz, el interés y la bibliografía sobre Felisberto no cesa de crecer como planta trepadora.

Si iniciara la explicación falsa de mis preferencias teóricas diría que son tríptico necesario y punto de partida; completado con aportes estimulantes de Julio Cortázar como puede verse en este Abril 2021 del Cabaret, en la sección Episodios Universitarios. El origen era habitualmente el manual anterior, guía de la ciudad letrada fantástica donde se trazan grandes avenidas para evitar extraviarse, la información conceptual básica a considerar en el cruce con los textos, la apropiación de un campo léxico y media docena de nociones operativas, que se ordenan en el índice del libro de Vax. Rober Caillois, clásico hombre de letras, curioso por el Río de la Plata, creador en Francia de la colección la Cruz del Sur, lector reactivo, traductor y editor de Borges, me parecía un electrón interesante en el campo magnético de Felisberto. Entre 1913 y 1960 coexistieron en un mundo de sinergia bilingüe Jules Supervielle y Felisberto, Borges y Caillois; activando el tráfico poético entre el Rio de la Plata y París donde Cortázar se instala en 1951, al año siguiente de “Nadie encendía las lámparas”. Finalmente Todorov porque estaba asimismo activo en esos años; formuló una reflexión nutrida e inteligente luego de investigaciones en diversas disciplinas, leía desde otra perspectiva siendo propuesta del otro y el mismo en años prodigiosos para la teoría literaria.

Después de todo, la literatura occidental irrumpe con sucesos de guerra por el amor de una mujer, donde no hay casi Canto sin evocar lo fantástico; por ahí en los colegios todavía está activo el rayo de Zeus que no nos deja mentir. Sin ir tan lejos hasta los griegos, ayer me contaron de un amigo que se hizo vacunar en Casa de Galicia contra la Covid 19. Estaba feliz porque le inyectaron una dosis de BioNTech Pfizer, le dijeron que todo iría bien, sin aviso alguno sobre efectos secundarios indeseados. La misma noche se sintió raro, escuchaba voces dentro de su cabeza, mensajes emitidos desde la difusora “El canario” que le elogiaron virtudes de la venta en cuotas o mensualidades. En directo, escuchó el nuevo episodio de una novela de la que no comprendió gran cosa por falta de concentración. Luego, unos tangos anteriores a 1947 y el recitado del emotivo soneto intitulado “Mi sillón querido”. Desesperado, se levantó en medio de la noche, a las cuatro de la madrugada y pensado que todo había sido una pesadilla; los síntomas desagradables persistían. Decidió que a las seis llamaría al servicio de urgencias, a la espera se tomó dos aspirinas, un té con limón y se preparó un baño de pies bien caliente en una palangana de las antiguas. Una hora después, las voces interiores bajaron en intensidad y así hasta que se fueron apagando… mágico eso.